9.8.09

Peligra legado de Argüelles por Silvia Isabel Gámez (28-Jul-2008)

El dramaturgo Hugo Argüelles (1932-2003) adoraba su casa, un espacio que transformó caprichosamente durante más de 30 años hasta convertirlo en un reflejo de su mente. Cerró ventanas para evitar el paso de la luz, creó pasillos laberínticos que conducen a cuartos habitados por ángeles y demonios, y colgó, dominándolo todo, cientos de retratos con su imagen.
Su hermano, el actor Guillermo Argüelles, sonríe al afirmar que la decisión última del dramaturgo de donar la totalidad de las antigüedades, bienes artísticos y colecciones de libros y música que contiene su casa a la institución que la adquiera para convertirla en museo, fue un gesto más de su proverbial egolatría.
"Si decidió vender la casa no fue para beneficiarnos", asegura quien es uno de sus cuatro herederos. "Era más importante que le hicieran un museo a donar simplemente su propiedad. Pero también decía que en esta vida nada se debe dar gratis".
Argüelles, maestro del humor negro, vivió libremente, ceja en alto, sin ocultar su homosexualidad ni su soberbia. Derrochador, lo obsesionaba el conocimiento, dice su hermano, por eso gastó la mayor parte de su dinero en una fonoteca que rebasa los 15 mil discos compactos y una biblioteca cercana a los 17 mil volúmenes con una valiosa colección de teatro, y obras completas de autores como Dumas y Genet. Acumular era la segunda de sus obsesiones, como evidencia su casa, mezcla de santuario barroco y monumento a sí mismo.
Pero la voluntad del dramaturgo de donar sus bienes, y de que en los salones de su museo se impartan, como él lo hizo en vida, talleres de dramaturgia coordinados por la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), podría no cumplirse si el GDF da marcha atrás a su compromiso de adquirir el inmueble.
Este 24 de diciembre termina el plazo de cinco años que estableció Argüelles en su testamento, contado a partir de la fecha de su muerte, para concretar el proyecto; después, sus herederos estarán en libertad de vender la casa ubicada en Cacahuamilpa 6, valuada en casi 3 millones de pesos, y repartirse los bienes que contiene, que se calcula ascienden a 3.5 millones de pesos, lo que implicaría la dispersión del acervo y de su archivo, aún pendiente de clasificar.

¿Dónde está la pelota?
Desde 2004, Víctor Hugo Rascón Banda, alumno de Argüelles y titular de la Sogem, obtuvo del entonces Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, el compromiso de que el GDF adquiriera el inmueble, ratificado por su sucesor, Alejandro Encinas.
Como todo "creador genial", dice el también dramaturgo Gerardo Luna, gestor del proyecto con Rascón Banda, Argüelles no se preocupó por liberar la hipoteca de su casa. Cumplir este trámite y conseguir el certificado de libertad de gravamen del Registro Público de la Propiedad obligó a retrasar los planes.
Armado con el expediente, y exhibiendo copias de trámites y registros, Luna cuenta que Arturo Herrera, Secretario de Finanzas bajo la administración de Encinas, les aseguró en 2006 que todo estaba listo para la compra, una vez que el GDF hizo su propio avalúo del inmueble ubicado en la Condesa, pero les pidieron esperar al cambio de Gobierno.
Cuando Rascón Banda y Luna se presentaron ante Mario Delgado, el nuevo Secretario de Finanzas les confirmó la orden de adquirir la casa. La Secretaria de Cultura Elena Cepeda instruyó a su asesor, Ricardo Govela, para que estableciera los términos jurídicos de la compra y sirviera de enlace con Finanzas, pero después de su nombramiento al frente de la Fundación Cultural de la Ciudad de México todo quedó en punto muerto.
"Govela no ha dado señales de vida. Cuando fuimos a la Fundación nos dijo 'luego lo vemos'. No ha habido oportunidad de sentarnos para decirle que ya investigamos lo que nos pidió, y concluimos la conveniencia de que el GDF establezca un fideicomiso que reciba la donación. Luego crearíamos una asociación civil o una fundación para reunir recursos, pero el primer paso es comprar la casa".
Luna agrega que son muchos los alumnos y amigos de Argüelles que han ofrecido apoyo económico, lo que permitiría a la Sogem, como responsable de operar el museo, contratar a especialistas para establecer un proyecto museográfico y un plan de restauración una vez que se defina la estructura jurídica.
En entrevista, Govela reitera el interés del GDF en participar en la conservación del acervo de Argüelles, pero señala que antes de cualquier decisión es necesario estudiar el expediente del proyecto, "nunca lo he tenido en mis manos", y conocer la situación jurídica del predio, que ignora está regularizado desde 2006.
"Los gestores del proyecto deben moverse. No se trata sólo de comprar una casa, hay que conocer el manejo que se le dará (al acervo) antes de decidir. Hay que establecer la función cultural del proyecto desde la perspectiva de la conservación del patrimonio, y en ese punto estamos", dice Govela, quien aún no ha visitado la casa y confiesa desconocer el valor de la donación y la existencia de un plazo para la compra.
Según el director de Divulgación Cultural de la Secretaría de Cultura, Marco Antonio Palet, el expediente se encuentra en la Secretaría de Finanzas, y Cultura ha ofrecido brindar asesoría a los gestores del proyecto para poder conservar el acervo de Argüelles. Pero en algún momento, la comunicación se interrumpió...

Gran instalación
Martín Dordoni es quien mejor conoce la casa del dramaturgo. Alumno y heredero de Argüelles, reside ahí desde la muerte del creador.
A Dordoni le ha tocado lidiar con una construcción obsoleta que creció azarosamente, al ritmo de la imaginación de Argüelles, que según su hermano Guillermo siempre invirtió en su apariencia, pero no en problemas de fondo como la humedad que muerde sus paredes.
Tras terminar con las ratas llegadas de los predios adyacentes, uno baldío y otro donde se construye un edificio, Dordoni venció a una plaga de termitas, pero todavía debe enfrentar una colonia de pulgas y los desperfectos eléctricos que oscurecen aún más los pasillos.
"En la casa hay objetos de valor, pero lo más importante son los ambientes que Hugo creó en cada cuarto. Es como una gran instalación".
La casa que Argüelles tanto adoró, terminó por volverse en su contra. Cuando se vio obligado a guardar reposo por males del corazón y los efectos del cáncer, sus movimientos se vieron más limitados por la complicada disposición de los cuartos, a lo que se sumó la falta de luz y de aire, causada por la ausencia de ventanas.
"Al final, la casa se lo acabó", dice Dordoni. Una conclusión digna de su humor negro.

Decisión última
En su testamento, dictado el 2 de octubre de 2003, semanas antes de que el cáncer lo venciera, el 24 de diciembre, Hugo Argüelles dejó una lista de posibles compradores para su casa: el GDF, la Delegación Cuauhtémoc, el Conaculta, la UNAM...
El dinero obtenido por la venta del inmueble, valuado en enero de 2005 en 2 millones 952 mil 493 pesos, debía repartirse entre sus cuatro herederos: su hermano Guillermo, su cuñada María Elena Aguilera -viuda de su hermano Gilberto-, su secretario Javier Rojo Raquiel, y su alumno y asistente Martín Dordoni.
Gerardo Luna, alumno de Argüelles y gestor del proyecto, considera que el museo podría funcionar con visitas programadas y la vigilancia necesaria para garantizar la seguridad de las piezas. Dordoni va más allá: piensa que la cochera o la terraza serían un buen lugar para instalar una cafetería.

Entre María Félix, ángeles y demonios
Hugo Argüelles creía que su casa le estaba destinada. En el dormitorio del autor de "Los cuervos están de luto", imágenes de Adán y Eva convivían con la Santa Muerte, pero en su baño sólo hubo una diosa: María Félix.
· El cuarto rojo fue un patio que cerró para colgar una serie de grandes pinturas sobre sus obras.
· En el cuarto de los demonios ubicó maniquíes con vestuario de sus piezas. La biblioteca y la fonoteca se extienden por toda la casa.
· En los pasillos, flanqueados por decenas de fotografías, domina la oscuridad.

FUENTE http://www.gaymexico.com.mx/news9/notahemeroteca8456.html